Todo eso era un disparate, hasta que personas comenzaron a gestarse en mi cabeza. Surgieron historias, vidas, muertes, amor, odio y sobre todo, mucha sangre. ¿Como podría ser capaz de mirar a los ojos a una persona que yo mismo creé después de haberle cagado la vida con un final trágico o de haberla matado sin asco?
No podría vivir cargando con el dolor de nadie, ni con el agradecimiento, ni menos, con la muerte de nadie. Pero... ¿a quien le importa Nadie? Es por eso que las personas que se ven involucradas en las historias que seguramente, más de alguna vez aquí aparecerán, no tienen nombre. No son nadie, tampoco esperan cambiar su opinión o hacerle pasar un rato agradable (o todo lo contrario). Aquí nacieron, aquí murieron.
que no tengan nombre, que mueran aquí o allá, que quieran cambiar el mundo o mi opinión, no les quitará jamás la maravilla de tener un significado.
ResponderEliminarUn beso guapetón, te quiero harto.