No estoy para sonetos
ni tu estás para poemas.
Y aunque aún no sea el tiempo
de sufrir desvelos por soñarte,
se destejen los minutos en mi mente
bajo la sombra de fugaces recuerdos.
Tal vez no seas más que espuma
en la orilla de mis mil y un mareas.
Pero por más profano que te suene
no derramo tinta de mis venas
si tras cada latido del tintero
no hay razones por las cuales desangrarme
No estoy para sonetos
ni tu estás para poemas.
Pero has de saber por mis palabras,
alardes, de poesía disfrazadas
que si mancho con mi alma estos papeles,
créeme, por favor, que no lo hago por nada